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El verano de 1958, decidieron mis padres visitar a la
familia de Murcia... los abuelos tenían una hermosa casa en La Ñora, con un
precioso jardín... Mis tíos Anastasio y Amparo, eran jóvenes y alegres, y allí
se respiraba mucha paz... Las noches eran tranquilas, enseguida mi tía me
presentó una amiga suya y con ella y su hermano, viví una hermosa amistad de
adolescente. Paseábamos por los bosquecillos cercanos y el chico me llevaba en
su moto a contemplar los lugares más bellos de la zona, así una tarde, en uno
de esos paseos, dimos con una laguna, plagada de animalillos y variada floresta.
Era verano con los rayos de sol filtrándose a través de la arboleda, daba un
aspecto mágico al lugar. Tirábamos piedras al agua, y yo miraba los círculos y
chapoteos que originaban al chocar con la superficie, así una voz casi de niña,
me dijo “Eso ya lo has hecho” ... estábamos solo Juanito y yo, la voz resonaba
en mi cabeza... otro espíritu pensé... “no soy un espíritu” me dijo, soy tu
misma en otra reencarnación... “oíste hablar de tu tía Sagrario, tenia un perro
Tobi se llamaba Tobi... ¿recuerdas? Tobi, mi ilusión de tener siempre un perro,
debió ser (dije) cuando estuve en Murcia la otra vez, cuando solo tenía tres
años. “No, no te confundas...” soy Sagrario y tu eres mi nueva reencarnación...
¿Reencarnación, yo? No entiendo nada, encima la yaya Ramona estaba en Barcelona
y no podía preguntarle nada de lo que significaba la palabra reencarnación,
aunque si era lo que suponía... me asustaba muchísimo solo de pensarlo. De
golpe, volví a mi estado normal y le dije a Juanito: “Llévame a casa”, pensé
olvidarme de aquello, y realmente no volví a pensar en ello hasta que al dormir
aquella noche, me vi niña de tres años... jugando con Tobi... él estaba loco
conmigo... también era amiga de un caballo, al que hacía rabiar, hasta que un
día se enfadó conmigo y cogiéndome por el volante de la manga del vestido, me
alzó del suelo, y yo grité para que me bajase, luego era yo pero más mayor...
15 o 16 años... era muy guapa y me arreglaba delante de un tocador que no era
el mío de casa, un vestido blanco, color hueso, con adornos de lazos azules, me
daban un aspecto de princesa... alía de la habitación, la casa estaba ajetreada
porque esperaban visitas una criada andaba regando las macetas del patio
interior, no era la casa de mis abuelos, ni tampoco la de Barcelona, pero me
dirigí a la criada y le dije: “Vete a vestir, yo terminaré de regar”, así
sacaba agua del pozo y regaba las macetas, en eso estaba que me vi volar, no
hacia arriba, sino hacia abajo... en un abismo oscuro igual que descendía, el
chop del agua, me hizo emerger... allí... estaba yo con mi vestido de lazos
azules... pero también estaba fuera del pozo, diciéndoles que no llorasen que
yo estaba bien y no había pasado nada... pero no me oían... sin tantos
detalles, otras veces había ya soñado que caía a un pozo. Me desperté
sobresaltada... aquella voz siguió... tu padre de hoy, es mi hermano de ayer.
Cuando de vuelta a Barcelona se lo conté a la yaya, ella sacó de su libro de
oraciones un recordatorio..., sus ojos, su cara redonda, su pelo... eran los
míos. Tardé muchos años en hablarlo con mi padre... pero él me escuchó
atentamente y sólo me dijo que fue una tragedia muy grande... mi madre en
cambio me contó que la abuela de Murcia le había pedido que me bautizara como
Sagrario, pero ella prefirió ponerme el nombre de su bisabuela Dolores. También
ahí tarde muchos años en comprender porque se segó aquella vida de adolescente,
para volver a nacer al poco más de un año de aquella tragedia. Lo comprendí
estudiando la Astrología Cabalística de Kabaleb, donde en el periodo que va
desde 1938 hasta 1956, se da la circunstancia de que Plutón entra en el Sol, lo
cual representa una regeneración... y la llegada al mundo de almas con una
intensa necesidad de “laborar” en pos de la Luz... Época de grandes cambios,
donde una juventud embelesada en las canciones de los Beathles queríamos hacer
el amor y no la guerra... amando la naturaleza y respetando a los animales...
¿acaso ese no era el propósito de Francisco de Asis...? “Su hermano Sol, hermana
Luna” el “Señor haz de mi un instrumento de tu paz” fueron claves que el tiempo
me fue regalando a la vez que pasaba de una adolescencia hacia una madurez.
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