jueves, 28 de enero de 2016
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Además de eso, Allan Kardec no pretendió decir más que Jesús; procuró, si, actualizar en lenguaje compatible con la ciencia lo que Jesús había dicho en forma de parábolas, según el intelecto de la época. Sabemos que el dialecto hablado por El era el arameo, restringido de vocablos. Los vocablos, según los historiadores, no llegaban a un número expresivo. Verificamos, en la lengua portuguesa, por ejemplo, que sólo los verbos de la primera conjugación llegan a veinte mil; los de la segunda aproximadamente a diez mil; los de la tercera a cinco mil y los de la cuarta a sesenta y ocho – los derivados del verbo poner. Ahora, la lengua halada por Jesús era sintética, siendo necesario que alguien viniese a desdoblar sus lecciones más tarde. Sin embargo, Allan Kardec, a su turno, no dijo la última palabra. Él reconoció su condición y fue taxativo, cuando aseveró que el Espiritismo acompaña lo que la ciencia informa: “Si la ciencia prueba que el Espiritismo está errado en un punto, nosotros abandonamos este punto y seguiremos la ciencia”. Es de una clareza meridiana, diciéndonos que la revelación es continua. Cuando Kardec dividió las revelaciones humanas en tres ciclos, él lo hizo, considerando los grandes empeños de los reveladores para la humanidad. El primer ciclo, de Moisés, porque el Decálogo fue la mayor revelación; el de Jesús, porque es la ley de amor, y el Espiritismo, porque situó al Decálogo y a la ley de amor, en una síntesis: ¡la caridad! Entonces, la Doctrina Espírita, además del amor pregonado por Jesús, acepta todos los dichos, todos los hechos y todo el Evangelio del Señor. No nos referimos aquí, exclusivamente a los cuatro Evangelios, sino a los veintisiete libros del Nuevo Testamento, a los actos de los Apóstoles, a las catorce Epístolas de Paulo, a las Epístolas de Pedro, de Tiago, etc… Como también a la visión de la isla de Pasmos, por el apóstol Juan. Aceptamos el Evangelio integralmente, sin ninguna presunción de completar o superar la enseñanza de Jesús, sino, desdoblándolo y actualizándolo bajo la inspiración del Consolador
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