TAROT EL DIABLO 15
EL COMODÍN
Es culpable el que
esgrime el dedo acusador.
Se halla en un
vestíbulo oscuro iluminado por telas. Las llamas brotan de cuencos de aceite
suspendidos del
techo con cadenas. La
iluminación es tenue y el aire frío. Penetra en una gran sala sin ventanas y
llega al pie
de una escalinata. De
las paredes cuelgan instrumentos de castigo o penitencia: látigos, hierros y
flagelos
diseñados para causar
sufrimiento a través del sentido del tacto. Su pie resbala a causa de la sangre
desparramada por el
suelo. De una bombilla situada en el techo mana una luz amarilla y difusa. En
el fondo
del pasillo alguien
grita de dolor. ¿Qué ocurre entonces?
El Diablo representa
todo aquello que es negativo y nos frena. ¿Culpamos de nuestra falta de
determinación
y éxito a las cosas
negativas? ¿Son reales estas barreras o las creamos para sabotearnos?
La carta del Diablo
hace referencia a la falta de clarividencia. La gente puede estancarse en esta
carta, como
en cualquier otra,
pero en este caso resulta realmente lóbrego. Las personas que se estancan en su
sentimiento de
culpabilidad son su peor Diablo. Se castigan con la enfermedad, la depresión y
el
empobrecimiento. No se
trata, forzosamente, del empobrecimiento económico —porque el Diablo puede,
supuestamente,
conceder dinero a sus partidarios—, sino de la incapacidad para obtener cosas.
La gente que
gana dinero por medios
perniciosos, esto es, a través del narcotráfico, la prostitución, la
explotación o el
crimen, acumulará
capital, pero nunca disfrutará realmente de lo que éste les aporta. El dinero
obtenido de
tales fuentes es, en
cierto modo, «oro ficticio» que en un principio parece solucionar los
problemas, pero que
a la mañana siguiente
se convierte en polvo. La felicidad que se esperaba obtener de ese dinero
simplemente no
existirá. Se diría que existe una maldición sobre el dinero adquirido mediante
estas vías.
La carta del Diablo
nos recuerda que debemos aferrarnos a nuestros principios éticos y no
transigir, aunque
con ello los
compañeros nos condenen al ostracismo.
La representación
tradicional de la carta del Diablo consiste en un hombre y una mujer
encadenados por una
figura diabólica. La
carta del Diablo simboliza la falsa impresión de estar atrapados, pero si
observamos
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detenidamente la carta
veremos que las cadenas están bastante sueltas. Así pues, la esclavitud es,
básicamente, una
elección personal.
El Diablo se guía por
el principio de la culpa, el remordimiento y la autoabnegación. Mucha gente se
condena
por sus malas acciones
pasadas. Viven en el abandono y la esclavitud, las dos caras de la moneda, y
creen
que la vida no puede
ofrecerles nada nuevo o diferente. Las personas adictas a las drogas constituyen
el
ejemplo más claro de
esta cadena. El Diablo integra todos los aspectos de la coacción y la
esclavitud.
Representa todo
aquello de lo que debemos desprendernos. Tal vez, al principio, parezca
placentero, pero en
realidad no hace más
que mantenernos aferrados a los viejos patrones del pasado. «Más vale malo
conocido
que bueno por
conocer», dicen.
La carta del Diablo
nos insta a enfrentarnos a nuestra actitud negativa y a empezar a vernos de
forma más
positiva. Debemos
amarnos y aceptarnos a nosotros mismos y dejar de juzgarnos y censurarnos. Una
cosa
es estar excesivamente
satisfecho de uno mismo y otra negarse a aceptar la belleza, la fuerza y la
sabiduría
personales. ¡Observe
cuán sabio puede ser algunas veces! ¡Observe cuán bello es! Es su mente, y sólo
su
mente, quien sostiene
que usted es todo menos perfecto.
El Diablo nos enseña a
observar las situaciones. ¿Se nos aparecen colmadas de problemas y dificultades
o
somos capaces de ver
en ellas oportunidades ocultas?
Si tropieza con la
tentación, la injusticia, la contradicción, la duda o la adversidad, mantenga
la fe en el fuego
sagrado que yace en su
interior. Convénzase de que nada ni nadie puede apagar o arrebatarle ese fuego.
El Diablo puede,
asimismo, ser muy positivo en nuestras vidas. En cierto modo, el Diablo me ha
ayudado a
valorar la vida y a
adquirir la energía necesaria para superar mis propias limitaciones. No podía
seguir ocultándome
bajo su dominación:
«No puedo hacerlo», «Soy estúpido», «Es demasiado caro», «Nadie me quiere
», etc. Enfrentándome
al Diablo he hallado el mejor remedio para relacionarme con él: una buena
carcajada.
Es todo lo que hace
falta. Si puede reírse de sus propios problemas, lleva medio camino ganado.
ASPECTOS NEGATIVOS DEL
DIABLO
Ignorancia, codicia,
envidia, demasiado orgullo, intolerante, mal uso del poder, manipulación, odio,
represión,
falso propósito,
malhumor, pesimista, derrotismo, autocastigo, castigo corporal, tiránico,
egoísmo, necesidad
de poner a prueba a
los demás, terco, necesidad de dominar, demostrará que usted está equivocado,
anulación, negación,
no respeta los derechos de los demás, rígido/inflexible, taimado, perverso,
complejo/telaraña,
delator, vicios/sadismo, fatalismo, miseria.
PALABRAS CLAVE DEL
DIABLO
Pensante, cambio de
opinión, reflejo, indulgente/tolerante, compara, futuro, serio, respeto,
estructura,
prudente, calculado,
convencional, trabajador, disciplinado, responsable, reservado.
SUGERENCIAS DEL DIABLO
Cuando dude de sus
actos, observe sus motivaciones. No imponga sus opiniones o voluntad a los
demás. No
castigue por placer.
No anule.
Aprenda a reírse de
los problemas. Sea amable consigo mismo y con los demás. La única fuerza capaz
de
vencer el mal es el
amor Divino. Los principios del amor armonizan todas las cosas. Aprenda a amar.
Libérese de las
ataduras tomando conciencia de su libertad para elegir. Desarrolle una mayor
autoestima.
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